Escuchar con el cuerpo

Hace más de un año, el cáncer de próstata irrumpió en nuestra historia.
La palabra cáncer trajo un mundo nuevo: médicos, diagnósticos, preguntas sin respuestas.
Mucha gente opinando.

El 2024 lo vivimos con voracidad, como si algo en el alma gritara: “Viví. No dejes nada para después.”

El deseo se volvió urgente, claro, innegociable. La vida no esperó, y entre la entrega y el caos, algo pidió rendición.
Sostenerse en esa rendición. Rendirse, no como derrota, sino como acto de confianza.

La materia se hizo visible. El 9 de abril fue la fecha que cambió el ritmo de los días: el diagnóstico… y con él, la conciencia de lo finito, lo frágil, lo sagrado.

Yo transitaba un año 4, la energía del Emperador: ordenar, sostener, ser estructura, autoridad.
Mientras Mariano transitaba un año 2, la Sacerdotisa: su voz interna, femenina, intuitiva.
Para luego abrirse a conversar con la Emperatriz: deseo, apertura, goce.

Entre esas energías fuimos aprendiendo a convivir.
A veces, activando nuestros niños heridos: él, defendiéndose, cubriéndose con armaduras; yo, gritando desde la impotencia de no ser escuchada —mi versión drama queen.

Hemos aprendido a desactivar esas reacciones.
Y eso, en sí mismo, ya es una forma de amor.
Vernos es amor.

Este año 5, que estoy terminando, me trajo mucho movimiento.
El Papa como guía: la fe.
Crisis que abrieron caminos.
La palabra como medicina y el cuerpo, siempre sabio, hablando fuerte.

Hace dos meses los oídos vienen insistiendo. Literalmente.
Algo se inflama. Algo quiere salir.
El oído izquierdo guarda mensajes antiguos, ahí donde habita la Sacerdotisa, mi arcano de vida: la que escucha en silencio, la que no necesita decir porque ya sabe.

Mi próximo año, en agosto, llega con la energía de Los Enamorados, el arcano 6.
Caminos. Opciones.
Siento una autopista por delante… y también un caminito de tierra, montañas y árboles.

¿Por qué te cuento todo esto?

Porque empieza la temporada Géminis, y considero que se vuelve urgente poner la palabra al servicio.
No para hablar de más, sino para comunicar con propósito.
La mente puede dispersar, saturar, querer estar en todos lados.
Pero también puede ordenar, enfocar, clarificar.

Géminis nos invita a elegir.
A no perdernos entre mil voces ni llenarnos de información vacía.
A reconocer que no se puede estar en todos lados ni ser todo al mismo tiempo…
pero sí podemos jugar y explorar desde la pureza de cada experiencia que nos trae la vida.
Ellas, después, tendrán su sentido.

Géminis es el signo de las contradicciones: dualidad, espejos, diálogos internos.
Y, a la vez, es una energía alquímica: la unión de opuestos.
La que se crea cuando dejamos de dividirnos entre luz y sombra, y nos permitimos ser ambas cosas a la vez.

Habitar el encuentro con el otro sin perder el centro.
Poner palabras donde antes hubo ruido.
Poner escucha donde antes hubo defensa.

Géminis es la mente, sí, pero también es la posibilidad de convertirla en antena:
una receptora de información sutil.

Con esta nueva temporada llega una nueva forma de contar(nos).
Con más verdad.
Con más ligereza.
Con más amor.

Con Mariano pudimos darle forma, juntos, al proyecto del oráculo.
Mi idea. Sus diseños.
Hicimos alquimia entre tanto malestar y tanta interferencia.

Y de ese caldero nació Flora: El Oráculo de la Heroína.

Flora trae sabiduría femenina al servicio, y también la energía masculina que organiza y ordena.
Flora es el nombre de mi abuela: un homenaje a su sabiduría, a la vida, a las experiencias.

Cada carta tuvo su propio viaje: un ritmo, una voz, una verdad.
Y ahora, lentamente, empieza a revelarse la medicina que cada una guarda.

Escribir, para mí, también es una forma de sanar.
En el próximo relato (y en los posteos que siguen) voy a poner al servicio esta herramienta.

Las redes son un espacio enorme y lleno de contradicciones, pero desde mi humilde lugar,
intento que traigan humanidad, no perfección.

Estamos entrando en una nueva era:

— Saturno en Aries nos pide madurar el fuego interno, asumir la responsabilidad de ser quienes somos.
— Urano en Géminis viene a sacudir nuestras certezas mentales y nos empuja a comunicar desde lugares más livianos.
— Neptuno en Aries despierta un fuego interior que impulsa la acción espiritual, la creación valiente y el inicio de grandes misiones con pasión y determinación.
— Plutón en Acuario transforma, desde la raíz, nuestra forma de vincularnos con el mundo.

Entre tanta revolución, es tiempo de expandir.
De abrir la palabra.
De abrir el corazón.
De usar la mente como canal, y no como trampa.

Porque al narrarnos, nos encontramos.
Porque al nombrarnos, nos abrazamos.
Y en ese gesto sencillo, volvemos a casa.